estornudos y lagañas

20.IX.2025

20.IX.2025

Hoy terminé El diario del dinero de Rosario Bléfari, cantante, compositora, actriz, escritora, poeta e ícono del indie argentino. Adentrarme en él fue peculiar porque, durante algunas semanas, lo releí varias veces sin llegar a concluirlo. No es que sea una lectura intrincada, al contrario: leer a Rosario es como deslizarse suavemente en un arroyo tibio y luminoso. Lo que ocurrió es que iba y venía entre los acontecimientos que narra y la necesidad de equiparar cuentas y monedas para entender de manera más tangible las cantidades plasmadas en el diario.

Rosario Bléfari recopiló y editó las entradas de los diarios que escribió entre 1983 y 2019, en los que registró su relación con el dinero. Bajo esta premisa, podríamos pensar que se trata de un libro de cuentas y gastos parecido al de un contador, y aunque el hilo temático gira en torno a ello, en realidad es algo más. Como la misma Rosario plantea al hablar de otros diarios: este tipo de registro es un espacio íntimo de retención de la escritura; un terreno baldío donde se amontona lo intolerable, las aventuras y las dificultades de relacionarse con el mundo que nos reservamos para ese interlocutor, casi inexistente, que resulta ser un desdoblamiento de nosotros mismos.

Nada más íntimo —e intolerable— que la relación que una persona puede tener con el dinero. Especialmente si se trata de una artista independiente cuyas inquietudes oscilan entre la libertad de creación y la preocupación por la precariedad que implica elegir el camino del artista. Sobre todo cuando se carece de privilegios y se habita en Latinoamérica. No es que el diario sea un compilado de lamentos por la carencia económica que le acecha. La sensibilidad que acompaña sus registros es una forma de resistencia al papel del dinero como Dios visible de nuestra época. Sin negar cómo es que éste atraviesa su vida en una economía tan fluctuante como la de Argentina — y la del mundo empobrecido por las constantes crisis del capitalismo— subyuga el protagonismo del dinero a un pretexto para explorar sus intereses intelectuales y creativos. Es como señala la socióloga Maru Amabile “lo más parecido a asomarse a la basura de un hada”, sin que ello empañe su magia. Como en este fragmento de la entrada del miércoles 20 de marzo del 2013:

¨Después de contarle algunas de mis ideas como la lectura de gusano y otras, el director artístico del programa me dijo que era suficiente, que con eso ya le alcanzaba para saber que yo era la persona indicada para el puesto. Me dijo que me iban a pagar $8.000 por mes, yendo tres veces por semana. Todavía no lo puedo creer. De hecho, no lo creeré hasta que esté sucediendo. Apuntes que llevé y utilicé para guiarme: –Lectura de gusano, transversal. –Leer es escribir (cuando leemos relacionamos lecturas y vamos armando otro texto). –Leer no es estudiar, pero quienes se interesan por la literatura se internan en lecturas correlativas siguiendo con curiosidad una cadena de autores y sus obras guiados por referencias y menciones. –No se puede abarcar todo, es algo que está perdido desde antes de comenzar.”

El diario del dinero, se publicó en 2020 editado por Mansalva, meses después de la intempestiva muerte de Rosario en julio de ese mismo año. Padecía cáncer y falleció a los 54 años en La Pampa, no pudo ver la edición impresa de este libro que preparó con la sensibilidad e imaginación que la caracterizan: desordenando la cronología de las entradas como si un viento hubiera pasado y revuelto las hojas del prolongado archivo personal de este diario que es muchos diarios al mismo tiempo.

Estas circunstancias, han derivado en la lectura de El diario del dinero como una despedida y aunque al leerlo existe la sensación de tristeza por la pérdida de una persona tan luminosa como Rosario, la maravilla persiste y domina al mirar con sus ojos, pasajes de la vida cultural y artística en la que estaba inmersa. Como cuando habla de una presentación de Soda Stereo en sus inicios o cuenta anécdotas de la filmación de Silvia Prieto, entre otras muchas cosas.

La intimidad develada en la publicación del diario, es el regalo de poder asomarnos a la afectividad e imaginación delicadamente poética de quien persiste en resistir y disfrutar el modo de existencia que implica ser una artista.

Costas Mantis